Como docente de Formación Profesional, debes ser consciente que nuestro objetivo va mucho más allá de transmitir conocimientos. Nuestra misión es preparar a los estudiantes para un mundo laboral en constante cambio, donde las habilidades prácticas, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación son más valiosas que nunca.
Durante mis más de 8 años como profesor de FP, he visto de primera mano cómo el aprendizaje competencial ha transformado mis clases y, lo que es más importante, la forma en la que aprende mi alumnado. Ya no se trata de memorizar contenidos, sino de ser capaz de utilizar los conocimientos adquiridos para la resolución de problemas reales. Para lograrlo, es fundamental que como docentes adquiramos la competencia pedagógica necesaria para dejar atrás como única estrategia la clase magistral y abrazar metodologías activas como el Aprendizaje Basado en Proyectos, Retos o Problemas.
El reto, lo sé, es encontrar un método que funcione. Por eso, hoy quiero compartir contigo un modelo que he perfeccionado durante años y que me ha permitido crear experiencias de aprendizaje significativas.
Mi método para un aprendizaje competencial
Mi propuesta es un modelo de 4 fases que guían a los estudiantes desde la motivación inicial hasta la consolidación de su aprendizaje. Lo mejor es que es adaptable: puedes aplicarlo en proyectos largos o en pequeñas tareas, siempre con el mismo enfoque competencial.
⏰ 1. Actívate

La clave para cualquier proyecto exitoso es despertar el interés del alumnado desde el primer momento. Esta fase debe conectar el aprendizaje con algo relevante para ellos. Yo utilizo las siguientes estrategias:
El detonante: Usa un vídeo impactante, una noticia de interés actual, una pregunta provocadora, un elemento disruptivo que aparece en clase o una rutina de pensamiento para captar su atención.
El destino: Presenta de manera muy clara el producto final que van a crear. ¿Qué van a lograr? ¿Cuál es el resultado de aprendizaje? ¿Cómo se va a evaluar? Define los criterios de realización y evaluación para que conozcan desde el principio qué se espera de ellos.
Los cimientos: Activa sus conocimientos previos. Pregúntales qué saben del tema. Esto no solo les da confianza, sino que te permite ajustar el punto de partida del proyecto. En este caso suelo utilizar encuestas interactivas, nube de palabras, preguntas de conocimientos previos, etc. (generalmente utilizo la aplicación Mentimeter)
✈️ 2. El viaje didáctico
En lugar de utilizar únicamente la instrucción directa, te propongo dividir cada fase de tu proyecto, reto o problema en estas cuatro secciones (a modo de secuencia didáctica) que se complementan entre sí:
📚Conoce
Este es el momento para la instrucción directa, pero de forma breve y concisa, como una píldora formativa. El objetivo es que adquieran los conocimientos imprescindibles que necesitan para la siguiente etapa del reto. Mi recomendación es que utilices herramientas como Canva o Genially para crear presentaciones interactivas donde el alumnado participe en la propia construcción del conocimiento.
🔎 Explora
Aquí el alumnado aprende por descubrimiento: investigan, comparan fuentes, buscan información útil sobre algún aspecto del producto final. Se trata de fomentar el aprendizaje autónomo. Mi papel es guiarles en cómo seleccionar información fiable y relevante.
💡 Inspírate
Esta sección es clave para que vean ejemplos reales. Les muestro casos de éxito o fracaso relacionados con el sector, invito a profesionales del sector para que compartan su experiencia y utilizo modelos de cursos anteriores para que los tengan como referencia. En este último caso, analizamos juntos con la herramienta de evaluación definida para detectar qué funciona y qué mejora
🏋 Practica
En esta fase, los estudiantes van consolidando lo que van aprendiendo a modo de «zona de entrenamiento». Utilizo cuestionarios, juegos, debates o ejercicios prácticos para que pongan a prueba sus conocimientos y habilidades. La clave aquí es el feedback y feedforward continuo. Proporciono retroalimentación constante para corregir, reforzar y orientarlos hacia el éxito. Esta es la esencia de la evaluación formativa.

🚀 3. Producto final: el resultado
Llegado a este punto, los estudiantes tienen que demostrar todo lo que han aprendido. La acción final o producto debe evidenciar el resultado de aprendizaje (RA) que se pretendía alcanzar. La evaluación en esta fase es sumativa. Asegúrate de que los instrumentos de evaluación y sus criterios sean transparentes y estén alineados con los objetivos del proyecto.
El producto final no es solo una entrega; es la evidencia de que han adquirido competencias profesionales, personales y sociales. En esta infografía del Proyecto Brújula20 (Gobierno de Canarias) puedes ver ejemplos de productos finales y cómo evaluarlos. Espero que te sea útil.
🤔 4. Reflexiona
Para cerrar el círculo del aprendizaje competencial, es fundamental que el alumnado reflexione sobre su propio proceso (metacognición). Es decir, que el alumnado mire atrás y valore lo que ha aprendido, cómo lo ha aprendido y en qué debe mejorar.
El portfolio es el instrumento más potente para esta fase. Permite a los estudiantes recopilar sus trabajos, sus reflexiones y su progreso, demostrando su crecimiento a lo largo del proyecto.
Si quieres saber cómo utilizar esta herramienta, te recomiendo ver este vídeo donde la compañera docente Noemí Zambrana (@disfrucandofp) explica con detalle en qué consiste y cómo elaborar un portfolio digital de aprendizaje.
Y ahora, me gustaría saber tu opinión. ¿Qué te ha parecido este método? ¿Te ha inspirado para aplicarlo en tus clases? ¡Cuéntame tu experiencia y el método que utilizas en los comentarios! Juntos podemos transformar la Formación Profesional.